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"Mientras" y "mientras que"

    Otro fallo habitual en vuestros exámenes es la confusión entre “mientras” y “mientras que.” Estas dos expresiones tienen un matiz de uso distinto. “Mientras” es sencillamente temporal: “Yo conducía mientras mi amigo dormía.” Aquí no expreso más que dos acciones que se daban simultáneamente.  Sin embargo, “mientras que” expresa una contraposición: “yo conducía mientras que mi amigo dormía.” Esta última expresión, según el tono con el que la diga, puede indicar que estoy algo enfadado con mi amigo, porque no me daba ni conversación.

Resumen de Nietzsche.

Resumen de Nietzsche.

    En este enlace podéis conseguir un resumen de Nietzsche para Selectividad. Recordad que conviene leerse bien el texto del Crepúsculo de los ídolos y que lo ideal sería pasarse por el IES para darle un repaso a los textos y ver algunas de las ideas más importantes antes del examen. Para cualquier duda podéis utilizar también la herramienta de "Comentar" de la web. Un saludo.

    Enlace de Nietzsche.

Relación de Hobbes y Locke.

Relación de Hobbes y Locke.

El pensamiento político de Locke forma parte de la conocida tradición contractualista, la cual, como sabemos, entiende que la sociedad no es algo natural, sino que surge como fruto de un contrato que se establece entre los hombres (el modo de establecerse el contrato varía según los distintos autores.) El pensador contractualista más cercano a Locke y con el que polemiza en varios aspectos es el también inglés Thomas Hobbes.

Hobbes publicó en 1651 una de las obras políticas más famosas de la historia: Leviatán o Leviathan, cuyo título sugiere que el Estado es semejante a un monstruo gigantesco e invencible. El nombre “Leviatán” procede de un demonio que aparece en el Libro de Job, en La Biblia.

La teoría política de Hobbes parte de una consideración material del ser humano y del Estado; el hombre es un cuerpo natural y el Estado un cuerpo artificial. La  filosofía de la naturaleza y la filosofía política se ocupan de uno y de otro respectivamente. Hobbes se atribuye la paternidad de la filosofía política rigurosa, y se compara con Galileo que sería el padre de la física. Hobbes rechaza la idea aristotélica de la sociabilidad natural; para él no es más que el fruto de un acuerdo artificial, egoísta e interesado que persigue la seguridad personal y evitar el temor a los demás.

Al igual que Locke, Hobbes parte de la hipótesis del estado de naturaleza, en el cual el hombre goza de derecho a todo, ya que aunque reconoce la existencia de unas leyes naturales, estas leyes no pueden cumplirse sin un poder que obligue y que haga que se respeten de hecho los pactos. El hombre sin Estado se halla en una situación de “guerra de todos contra todos” debido a las tres causas naturales de disputa de los seres humanos: la competición, la inseguridad y la gloria. En el estado de naturaleza no tienen sentido los conceptos de “justicia” o “injusticia” por lo que nada puede ser injusto. En este estado tampoco puede existir propiedad. Las diferencias con Locke son más que evidentes en este sentido.

Esta consideración del estado de naturaleza como una situación de “guerra de todos contra todos” tiene como presupuesto un pesimismo antropológico bien conocido que Hobbes resume en la frase de Plauto “homo homini lupus,” es decir, “el hombre es un lobo para el hombre.” A pesar de esta maldad intrínseca, el hombre es un ser racional y busca el cumplimiento de las leyes naturales: búsqueda de la paz, renuncia de los derechos absolutos y cumplimiento de los pactos. De este modo logra evitar la catástrofe y se pasa a una situación de seguridad y de paz garantizada por el poder coercitivo de un tercero: el Estado.

El Estado para Hobbes es un hombre artificial, está compuesto por todos los individuos aunque el poder efectivo lo ostentan sólo unos pocos o uno solo. Este hombre artificial se instaura para defender al hombre natural que sin él estaría condenado a la guerra civil permanente, de este modo, si el Estado no logra garantizar el fin para el que se ha instaurado es legítimo eliminarlo e instaurar otro. A pesar de llevar el nombre de un monstruo, es comparable también a un Dios, según el propio Hobbes es “el dios mortal al que debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa” (Leviatán, 2, 17)

Como vemos, Hobbes defiende una monarquía absoluta, mientras que Locke aboga por un claro parlamentarismo. Hay que hacer notar que Hobbes vive en la época de los Estuardos, donde la guerra civil no es algo muy distinto al estado de naturaleza que describe, mientras que Locke, como ya hemos visto, es un claro defensor de la causa whig, vencedora de la Revolución Gloriosa.

La teoría política de Hobbes es el paradigma de la política basada en la fuerza y en el temor de los ciudadanos al poder del Estado, su existencia, además, permite la existencia de los derechos individuales. Este planteamiento es bastante distinto de la postura de Locke: ejemplo del temor liberal al poder del Estado, que debe controlarse con la separación de poderes y cuya actuación debe estar ajustada a los derechos naturales de los hombres, previos a la institución estatal.

Locke y los derechos naturales.

    Sabemos que para Locke el paso del estado de naturaleza a la sociedad civil se establece con el fin de garantizar los derechos naturales, especialmente el de propiedad, quizá por sus ideas liberales o por su idea de que la propiedad es la base de la misma libertad, dado que somos libres en cuanto somos dueños de nosotros mismos. Como quiera que sea, la sociedad civil debe garantizar esos derechos de los que habla Locke (vida, salud, libertad y propiedad) Ahora bien… cómo es posible que existan derechos antes de la sociedad civil (el Estado según la terminología actual) Esta pregunta “¿Qué es un derecho?” es aparentemente muy simple, pero no resulta nada sencillo contestarla. Incluso puede resultar algo molesta a veces, porque nos recuerda sus implicaciones políticas y la política no tiene buena fama ahora mismo.

    En clase han surgido algunas cuestiones interesantes: si algún país entiende que la educación o la sanidad no son un derecho sino un privilegio ¿diríamos que es justo o injusto no tener derecho a una educación digna o a un sistema público de sanidad? Muchos de vosotros dijisteis que sería injusto, lo cual es interesante, puesto que pensáis que existen derechos más allá de lo que dicta el derecho positivo (las leyes) Pero… ¿cómo es posible que existan estos derechos si no se recogen en leyes? ¿cómo existen? ¿cómo pensamos en ellos? Quizá haya que llegar a la conclusión de que la ética no es algo tan ilusorio como a veces pesamos, sino algo que tiene consecuencias muy concretas en nuestras vidas, desde un punto de vista personal y también social.

Descartes, los animales y los autómatas.

            Hemos visto en clase que Descartes consideraba que los animales eran “autómatas muy complejos” dado que carecían de mente (res cogitans.) Según esta concepción, los animales detectan el dolor como un mecanismo de supervivencia; si nos expresamos con términos informáticos, podría decirse que según Descartes los animales están programados para evitar ciertos estímulos que podrían poner en peligro su vida. El filósofo racionalista considera que su dolor físico no implica sufrimiento ya que esto sería un contenido mental, algo característico de la res cogitans. Este argumento es criticado por los defensores de las corrientes que piden derechos para algunos animales, como el Proyecto Gran Simio y la Deep ecology.

            Algunos de vosotros preguntó en clase que cómo era posible que Descartes comparase a los animales con los autómatas, ya que parece que los robots son propios de nuestra época. Ya vimos que no es así. En Toledo hay una calle llamada la “calle del hombre de palo” debido a que -según algunos- por ella se paseaba un autómata de madera realizado por Juanelo Turriano, relojero de Carlos V, que “se paseaba ante el asombro y la perplejidad de la muchedumbre” de la calle toledana hasta que se caía, suponemos. Hay quien dice que esta historia es falsa, pero nos sirve para saber que en realidad la historia de los autómatas es más antigua de lo que suponemos. La pregunta que nos podríamos hacer es qué sucedería si construyésemos finalmente autómatas que fuesen como nosotros, ¿deberíamos dotarlos de derechos? Esta cuestión se plantea en la película de Ridley Scott, Blade Runner, basada en un libro titulado ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?de Philip K Dick (1928-1982)

            No nos olvidamos de los derechos de los animales; la pregunta sigue abierta. Además de los artículos sobre el Proyecto Gran Simio y la Deep ecology podéis leer una entrevista interesante que apareció en El País el 16 de marzo del 2006 sobre el lenguaje de los chimpancés y una entrevista a Savater donde habla un poco del tema.

Página de la UEx sobre las PAU

Desde aquí podéis acceder la página de la Universidad de Extremadura donde se encuentra la información oficial de las PAU en Extremadura.

 http://www.unex.es/unex/servicios/alumnado/funciones/selectividad/